marzo 01, 2009

PROVIDENCIA: EL ENCANTO DE LAS COSAS SENCILLAS

Hace muchos años, cuando tenía 16 (..bueno, no hace tanto, ja!) había oído hablar de Providencia, de su tranquilidad y belleza… y a mí me sonó aburrido. Años después (…pocos años después), con un tanto de stress en la cabeza, cansancio en mi cuerpo y ganas de desconectarme, Providencia sonaba como un paraíso perfecto por descubrir. Y así fue.

Mi novio y yo emprendimos un viaje al descanso y al encanto de disfrutar las cosas sencillas de la vida.

Volamos en enero a Providencia, vía Satena, haciendo una corta escala en Medellín (tiempo suficiente para comprarse un delicioso bizcocho de la pastelería Astor) y luego nos detuvimos ratito en San Andrés. Debo destacar que los aviones de Satena (que es la aerolínea del Estado colombiano) son muy buenos y modernos… aunque a veces hay más requisas de la cuenta.
La llegada a San Andrés te llena de emoción. Divisar el mar de múltiples azules es majestuoso. El aire un tanto pesado, característico de tierra caliente, indica que has llegado y que tu ritmo de vida tiene que ser mo-di-fi-ca-do. Y hay que comenzar añadiéndole a tu acelere citadino una dosis importante de paciencia, pues los ritmos caribeños son bieeeeen diferentes.

Apenas se desembarca, hay una especie de control de inmigración y dependiendo de la hora a la que llegues, puedes entrar fácilmente a la isla o someterte a unas caóticas filas. Así que en este punto, es importante comunicarle a los encargados que uno está en proceso de transferencia a otro vuelo, para que no te demoren tanto y no vayas a perder la conexión.

Son 15 minutos más de vuelo a Providencia en un avión más pequeño. Otro registro de ingreso en el aeropuerto “El Embrujo” y ya estás en el paraíso. Old Providence y Santa Catalina cubren un área de 22 km2. El tramo más largo de la isla llega a medir 7 km y el mas ancho 4 kms. Así que la isla es pequeña… pero no tanto.

Hay que acomodarse y desempacar, y para esto hay opciones de estadía para investigar (obvio, anticipadamente). Nosotros decidimos rentar una casa. Hay varias y muy bonitas que te permiten tener la libertad y privacidad que necesitas. Hay hoteles también… y pequeñas posadas. Sin embargo, creo que sale más económico, cómodo y “libre-de-turistas”, la opción de la casa.
El Decameron ha comprado un montón de pequeños hoteles en la zona, así que quienes creen en el “todo incluido”, puede averiguar por este lado… pero yo NO lo recomendaría. No hay nada mejor que el plan diario de salir a buscar un buen sitio para comer… y además así se apoya la economía local y no la de la gran línea hotelera.

En tu propia casa, sólo tienes que tener algo para desayunar y picar. Nosotros llevamos algunas cositas “gourmet” desde Bogotá, pero allá puedes conseguir de todo. Los tragos, son baratísimos en las tiendas, así que no hay que encartarse con ninguna botella en la maleta desde tu casa.

El otro arreglo que hay que hacer, de manera inmediata al llegar a Providencia, es la de conseguir un medio de transporte. En la isla te podrías mover caminando o trotando, pero igualmente las distancias te limitarían. Si uno quiere sacarle jugo al paseo, sí o sí, tienes que alquilar una moto, un carrito de golf o un carro tipo campero. Nosotros optamos por la moto.

¡Listos!

Bueno, ahora con hospedaje, bebidas y transporte arreglados, es hora de descubrir la isla.

Hay que montarse en la Bws y comenzar a recorrer a Providencia. ¡No hay que preocuparse por irse a perder! pues sólo hay una carretera costera que da la vuelta a la isla. Comenzamos por descubrir la arquitectura caribeña llena de hermosas casas de madera y mucho color. Hay varias construcciones en la montaña, con increíbles panorámicas. En el camino, en el que uno puedo encontrase con una iguana o dos, hay miradores para detenerse y ver espectaculares puestas de sol.

Si de playa se trata hay varias por explorar. No son muy extensas, pero son lo suficientemente bellas para pasar un buen rato tomando el sol o construyendo un castillo de arena.

Al sur de Providencia, está la Bahía de Manzanillo o Manchineel Bay, que tiene la fama de ser una de las más bonitas de la isla. El mar aquí es delicioso porque hay viento y olas… y nada mejor que jugar con las olas. Rolando tiene aquí un bar-restaurante, en donde, durante el día puedes comer unas empanadas de cangrejo muy ricas y en la noche se puede disfrutar de una fogata en forma de corazón y algo de reggae en vivo.
Siguiendo un poco hacia el norte, por el occidente de la isla, está la Bahía del Sur Oeste, o South West Bay, en donde está una de las playas más extensas que se pueden encontrar en Providencia. Aquí hay algunos hotelitos y varios restaurantes en la playa muy buenos, en donde se puede comer pescado frito, arroz con coco, langosta, camarones, langostinos y el famoso rondón que preparan por encargo (plato típico del caribe, en donde se cocina pescado, caracol, yuca, plátano y donplins en leche de coco; en San Andrés lo sirven más como una sopa, aquí es más como un “sudado”). La vista aquí es espectacular. A mi no me gustó tanto el mar aquí porque la arena en el fondo es un tanto “espesa”… pero es un lindo lugar para pasar toda la tarde. Hay buena música en Richard’s Place, en donde los mojitos son deliciosos, de día… o de noche.Si se sigue el recorrido hacia el norte, en la carretera hay un sitio llama Cafe Studio, que le pertenece a Miss Mary. Es un delicioso restaurante en donde se come exquisito y se puede saborear el mejor pie de coco que me he comido en la vida.

Después del delicioso manjar, unos kilómetros más al norte, nos encontramos con Fresh Water o Bahía de Agua Dulce, es la zona turística de la isla. Aquí es donde están la mayoría de hoteles y por lo tanto donde hay más turistas. Y no es que el turismo sea masivo en Providencia, pero de seguro la mayoría de gente que viene de vacaciones la encuentras aquí, y por eso nunca fuimos a a playa de Agua Dulce. Sin embargo, si estuvimos en la zona, disfrutando de otros placeres. Aquí queda Caribbean Place, el restaurante del Chef Martin Quintero, que tiene un muy buen ceviche de pescado adobado con romero. Ah! y también hay un sitio adorable para pasar todas las tardes a comprarse una deliciosa paleta de sabores exóticos: Frenchy Paletas, es un café y una tienda llena de curiosidades.Más adelante queda una playa casi-secreta… se llama Almond Bay. Al encontrar el aviso en la carretera, hay que dejar la moto parqueada ahí… luego se inicia una pequeña caminata por un sendero natural y finalmente se llega a una playita, no muy extensa, muy privada y bella. El relax es total.Ya llegando al extremo norte de Providencia se llega al centro, Pueblo Viejo, en donde está la única gasolinera, varias iglesias, supermercados, una panadería muy buena y un cajero automático.
También se encuentra el famoso puente flotante que une a Providencia con Santa Catalina, más conocido como el Puente de los Enamorados. Todo en madera, colores naranjas, amarillos y azules.
Cruzando el puente está Santa Catalina, un lugar que hay que visitar más de una vez. Una caminata por el malecón de la isla te hace apreciar la vida de los isleños, rodeados de brisa y mucha tranquilidad. Unas empinadas escaleras te llevan a un pequeño fuerte en donde se pueden apreciar 2 antiguos cañones, y es el momento adecuado para conocer la historia que dice que el bucanero Henry Morgan convirtió esta islita en su base… y que escondió muchos de sus tesoros aquí. Siguiendo el camino demarcado, se pueden encontrar dos pequeñas playas estupendas para hacer snorkeling. Es maravilloso lo que puedes ver en estas aguas transparentes: flora y fauna fosforescente, cuevas que esconden montones de peces, corales, estrellas de mar, erizos… ¡es increíble!.En Santa Catalina se encuentra la famosa roca que supuestamente tiene tallada la Cabeza de Morgan, pero para verla necesitas tomar un tour en lancha que te pone en el ángulo perfecto para sugestionar tu imaginación.

De vuelta en Providencia, hay más para hacer: al costado nororiental de la isla se encuentra Cayo Cangrejo, Crab Key, que hace parte del Parque Natural Nacional Old Providence Mc Bean Lagoon. Se puede tomar una lancha que te lleva a este cayo para pasar todo el día allí. Uno debe pagar la entrada a este Parque, ¡pero vale la pena! (además uno puede guardar la boleta para regresar días después). Hay una pequeña montaña a la cual se puede subir y apreciar las cristalinas aguas del archipiélago en todo su esplendor. Cayo Cangrejo es otro destino para hacer snorkeling: con calma, se puede rodear esta gran roca y apreciar más pececitos de lindos colores, tortugas y más. Luego, para quitarse el sabor del agua salda de la boca, uno se puede tomar un par de coco-locos preparados en el muelle…
¡Esto si es vida!

Quienes quieren más aventuras pueden tomar un curso profesional de buceo, o hacer el ascenso al “Peak”, punto más alto de la isla, ubicado a 360 metros sobre el nivel del mar. Si viajas en los meses de abril y mayo, puedes apreciar la bajada de los cangrejos negros de las montañas para depositar sus huevos en el mar, fenómeno natural que sólo sucede en Providencia.

Sin embargo, para nosotros ya era suficiente con la playa, la careta y los mojitos. Nada mejor que cambiar el agite del trabajo por una noche mirando las estrellas o una tarde en moto, con el viento en la cara, comiendo una paleta de coco… para nosotros nada mejor que la tranquilidad de Providencia… ¡al menos por unos días!


DATOS UTILES PARA TU VIAJE A PROVIDENCIA
http://www.posadasturisticasdecolombia.com/providencia/
Alquiler de vehículos Juanchi. Cel. 310 783 33 31 - 311-268 23 00.

2 comentarios:

odris dijo...

pura vida lili pura vida....
saludos y que sigas pasandola chido..

Clari dijo...

que lindos paisajes!! disfruto mucho del mar y de la arena!
ya buscare algunos vuelos con promocion para irme a miami... es mi lugar en el mundo